Una sesión de fotos en el aeropuerto Antonio Carlos Jobim sólo puede significar una cosa: las vacaciones se terminaron. Pero las tonalidades de aquel atardecer hacían imposible resistirse al lugar común.
Archives for 02/01/2009 - 03/01/2009
Atardecer en el Galeão
Del sábado, 28 de febrero de 2009
Una sesión de fotos en el aeropuerto Antonio Carlos Jobim sólo puede significar una cosa: las vacaciones se terminaron. Pero las tonalidades de aquel atardecer hacían imposible resistirse al lugar común.
Una selva en el patio
Del viernes, 27 de febrero de 2009
Rio desborda naturaleza. Y los habitantes de esos edificios de Copacabana quizás hasta puedan disfrutar de la fauna silvestre sin tener que levantarse de la cama.
Haz tu gracia
Del jueves, 26 de febrero de 2009
La prejita de turistas se robaba la atención en el hotel. El se hacía pasar por un experimentado trotamundos y ella parecía recién rescatada de la selva venezolana. Aunque mostraba una notable naturalidad para posar como una modelo.
Domingo
Del miércoles, 25 de febrero de 2009
Nadie, quizás nadie en el mundo, aprovecha tanto un domingo como los cariocas. Dan ganas de ser carioca y tener todos los domingos por delante para salir a caminar por avenida Atlântica después de comer algún petisco en Botafogo.
Desayuno carioca
Del martes, 24 de febrero de 2009
Es cierto, sólo algunos cariocas eligen Skol para el desayuno. Pero son los que más llaman la atención.
Correnteza
Del lunes, 23 de febrero de 2009
El cartel de perigo fue en realidad una colorida excusa para capturar la roda gigante instalada en el Forte de Copacabana. Hubiese sido una buena idea intentar alguna toma desde allá arriba.
Espiando a los cazadores
Del domingo, 22 de febrero de 2009
Llamarlos cazadores es una exageración, a decir verdad. Los muchachos (argentinos ellos, quizás porteños) estaban desesperados por alzarse con un trofeo antes de regresar (cualquier cosa que falara algo parecido al portugués estaría bien). Desde luego, el espectáculo fue memorable, incluso para la pareja que no quiere perderse ni un gesto del sangriento ataque. Debo reconocer que no logré captar a los seis en una foto medianamente decente, por lo que opté por pegar dos imágenes.
Perro de playa
Del sábado, 21 de febrero de 2009
Supongo que no debe existir perro más feliz que aquel que puede corretear libremente en la arena, persiguiendo a las olas que golpean y huyen. Es una deuda que tengo con mi perrita y que no sé si alguna vez podré cumplir. Entonces quizás sea la culpa lo que más me atrae de esta foto.
Para el flog
Del viernes, 20 de febrero de 2009
No es justo burlarse de estas cariocas que decidieron autorretrarse para el fotolog. Sólo porque no es justo que jamás supieran que las atrapé autorretratándose para subirlas a mis fotolog.
Cabeza de mar (pensar en nada)
Del miércoles, 18 de febrero de 2009
El clima colabora. El cielo más diáfano del mundo también. El sonido de las olas rompiendo, la pose relajada, la reposera, la arena bajo los pies; todo ayuda a tener una cabeza de mar, pensar en nada.
Tentación
Del martes, 17 de febrero de 2009
Esa panza no está mantenida a base de biscoitos Globo. Seguramente la cerveza es uno de los pilares de semejante monumento. Y esa botellita longe necke es una tentación que casi invita al asalto.
Curva espacio-temporal
Del lunes, 16 de febrero de 2009
Intenté un experimento casi a ciegas, confiando en mi instinto. El falso ojo de pez dibuja líneas caprichosas, tentadoras. ¿Cómo quedaría una foto combinada con el mismo método de las panorámicas? Bueno, não ficou tão ruim.
La laguna más allá
Del domingo, 15 de febrero de 2009
Es imposible que Rio de Janeiro entre en una sola foto. Incluso cuando uno disfruta la vida tomando un chope gelado y saboreando rabas y camarones a la milanesa, la imagen resulta incompleta si allí no aparece la laguna, los ciclistas, el Dois Irmãos.
El Cristo en la terraza (II)
Del sábado, 14 de febrero de 2009
Allí donde termina Humaitá y empieza la lagoa Rodrigo de Freitas es imposible no sentirse muy cerca del Cristo. Incluso dan ganas de aprovechar esos brazos abiertos sobre Guanabara y estrecharse en un abrazo. Tan sólo con subir a la terraza.
El Cristo en la terraza (I)
Del viernes, 13 de febrero de 2009
Si alguien pisó alguna vez las irregulares veredas cariocas, seguramente habrá soñado con subir a la terraza y encontrarse con el Cristo Redentor. Si no fue así, entonces el viaje habrá sido en vano.
El torcedor del Botânico
Del jueves, 12 de febrero de 2009
Rio de Janeiro también es fútbol. En los parques, sobre la arena de Copacabana y entre las palmeras imperiales del jardín botánico. El torcedor 164 va en busca de una pelota, incluso en el barrio más verde de la Cidade Maravilhosa.
Cúbicos
Del miércoles, 11 de febrero de 2009
Tiene razón Niemeyer: Rio de Janeiro flota entre las ondas del mar, las laderas de los morros, las formas de las nubes. Pero pisar el centro es chocar contra un mundo distinto. Es la ciudad de 1800 acorazada entre las geometrías de los grandes edificios.
En el subte (extra)
Del martes, 10 de febrero de 2009
El subte es un mundo aparte. En un universo increíble y deslumbrante como Rio de Janeiro, allá abajo la vida se transforma. Cambian los sonidos, la orientación, el olor, la gravedad, los colores, el tiempo y el espacio. Y nadie puede evitar entrar en esa nueva dimensión sin demostrarlo en la cara, en las formas, en la manera de posar.
El Cristo de las sombrillas
Del lunes, 9 de febrero de 2009
Allá arriba, en el Corcovado, todo pierde proporción. La gente se empequeñece, el Cristo se agiganta, y basta dar dos pasos para descubrir un gigante disminuido, el Pão de Açúcar inmenso, las calles ínfimas, los pájaros superdesarrollados, el mundo pequeñísimo. Por un instante, el Cristo Redentor fue capaz de guarecerse del sol inclemente bajo las sombrillas. O casi.
El ícono en los ojos
Del domingo, 8 de febrero de 2009
Asomados a Rio
Del sábado, 7 de febrero de 2009
Parecen hormigas inquietas, desesperadas por mirar un poco más de cerca a Rio de Janeiro. Siempre tuve la sensación de que la gente en el Corcovado y la Ciudad Maravillosa allá abajo son dos fotos en una.
Allá vamos
Del viernes, 6 de febrero de 2009
Rio late allá abajo, 713 metros más abajo. Todos se alborotan ahí nomás, treinta metros más abajo de su mirada, buscando la enésima foto del hombre más famoso de Brasil. Pero él continúa imperturbable, transmitiendo serenidad en su gesto, señalando hacia el futuro. Ya se irán todos y quedarán solamente el morro, las nubes y el Cristo, esperando otra sesión de fotos.
El Cristo en su nube
Del jueves, 5 de febrero de 2009
¿Cuántas maneras distintas existen de retratar al Cristo Redentor? Obstinado en su pose, de brazos abiertos sobre Guanabara, las nubes pasan y él sigue allí, firme, incansable, posando para las fotos.
La luna y la flor de la luz
Del miércoles, 4 de febrero de 2009
Quiso el capricho del destino que fuese en Rio, pero podría haber ocurrido en cualquier lugar del mundo. Quiso el capricho del destino que me fijara en la luna, asomando de día, floreciendo por sobre un "capullo" de luz.
Playa de todos
Del martes, 3 de febrero de 2009
Deportistas incansables juegan al vóley. Alguien mira la pelota ir y venir. Dos garotas comparten un chop y su compañero de cervezas viste una vieja camiseta de San Lorenzo. Otro pasa trotando por la arena. Un grupo de samba toca a cambio de algunas monedas. Todos disfrutan de la Princesinha do Mar, Copacabana, la playa de todos.
Reflejos y algodones (tarjeta postal)
Del lunes, 2 de febrero de 2009
Esta foto tiene un magnetismo extraño: el cielo podría ser el suelo. Y los rayos de sol atraviesan las nubes y trazan pinceladas.
Algodones sobre el mar
Del domingo, 1 de febrero de 2009
Las nubes dibujan caprichosas formas en torno al morro Dois Irmãos. Todos quieren su foto. Un rato más tarde van a celebrar la puesta del sol.

. Es decir, sólo caben doscientas imágenes.
