El flete era añoso, destartalado. Detrás del volante iba el típico asesino borracho de las películas de Hollywood, sólo que en Argentina esos hombres son fleteros. Se detuvo frente a la cancha de Central para asegurar el mueble que viajaba en la cajuela, con lo que completaba (para quien pudiera verlo desde afuera) una escena bizarra. Era el momento exacto para fotografiar a la abejita que colgaba junto al parabrisas, la misma que se había hamacado frente a mi nariz en cada bache del camino. Quizás debería haberle pedido al fletero que posara con la abejita para una foto.
La abeja del flete
Del sábado, 2 de agosto de 2008
El flete era añoso, destartalado. Detrás del volante iba el típico asesino borracho de las películas de Hollywood, sólo que en Argentina esos hombres son fleteros. Se detuvo frente a la cancha de Central para asegurar el mueble que viajaba en la cajuela, con lo que completaba (para quien pudiera verlo desde afuera) una escena bizarra. Era el momento exacto para fotografiar a la abejita que colgaba junto al parabrisas, la misma que se había hamacado frente a mi nariz en cada bache del camino. Quizás debería haberle pedido al fletero que posara con la abejita para una foto.
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