Perdidos

Siempre me atrajo la estela que dejan ciertos aviones, inventando chorros de nubes que parten al cielo en pedazos. Pero desde mi afición por la serie Lost, ese humo me sugiere cosas nuevas.

Calesita

Encerrada entre rejas que le quedan chicas, la calesita es el símbolo de las plazas que ya no están. Hace mucho que no veo una girando, quizás los chicos ya no encuentren diversión en treparse a un caballo tieso que repite una y otra vez el mismo recorrido.

Verde, aire puro

Más allá de los colores futbolísticos, el Parque Independencia es una explosión de colores en primavera, con el verde como predominante.

Locomoción

No es el medio de transporte ideal, las calles de Rosario no son aptas para patinadores. Pero bulevar Oroño es la excepción y es de lo más habitual tener que pasarse la tarde esquivando esos bólidos humanos.

Fe

La paloma era el símbolo imprescindible. Tanta grandilocuencia para contener la fe de quienes confían en la existencia de un ser superior juega como la antítesis de ese bichito tan pequeño, ese que para los seres humanos usamos para creer en la paz.

Crece

El edificio crece de a poco, todos los días, cada atardecer está un poquito más cerca del cielo. Quiere ser tan imponente como la vereda de enfrente. La ciudad crece hacia arriba. Los atardeceres van a ser un poco más tristes.

Aprender a leer

Está claro que los perros entienden mucho más de lo que aparentan. Tekila lo demuestra intentando comprender qué significa todo ese párrafo en la tapa que esconde la canilla.

Límites

"Límites" (en Flickr)

Me pareció interesante la composición. El borde del camino dibuja dos escenas perfectamente delimitadas, mientras el pequeño charco agrega el reflejo del cielo. Vaya como homenaje a la primavera.

Siempre escribo textos pretenciosos en Flickr:

"Mi perrita Tekila analiza los movimientos de las palomas entre los árboles. Sabe que sólo estarán a su alcance cuando dejen de entregarse al viento y se resignen a hábitos más mundanos, como caminar por el césped del parque. Cada uno tiene sus límites. Incluso el pedacito de cielo que descansa en el charco."

El doctor fuma

Siempre es curioso encontrarse con un cigarrillo en la mano a un médico, de esos que aconsejan los métodos para llevar adelante una vida sana y duradera. El doctor eligió esconderse tras una kiosco para dar un par de pitadas. Es una foto horrible pero bien vigilante.

Sólo fachada II

El hombre volvía del supermercado y sintió curiosidad. Lo que alguna vez fue un hogar, un techo, hoy sólo es una escalera en el fondo, escombros por todos lados y una fachada. Mañana será otro edificio.

Sólo fachada

Lo que alguna vez fue un hogar, un techo, hoy sólo es una escalera en el fondo, escombros por todos lados y una fachada. Mañana será otro edificio.

Mate stereo II

Una tarde de solcito en bulevar Oroño. Cada uno con su mate. Comportamiento en estéreo. La ciudad ofrece momentos únicos, extrapolados de algún universo cotidiano, alentadores síntomas de que no todo gira en torno a las mismas cosas.

Mate stereo

Una tarde de solcito en bulevar Oroño. Cada uno con su mate. Comportamiento en estéreo. La ciudad ofrece momentos únicos, extrapolados de algún universo cotidiano, alentadores síntomas de que no todo gira en torno a las mismas cosas.

Usos y costumbres

"Usos y costumbres" (en Flickr)

Parecían gauchos modernos, aggiornados, mate en mano y auriculares en la sien. Y no podían evitar mirar a cada mujer que caminaba por Oroño.

Siempre escribo textos pretenciosos en Flickr:

"Los gauchos electrónicos ya no son una novedad. Tienen televisión satelital y reproductores MP3. Lo que sí sorprende es que un hombre de mate y termo en mano se dedique a observar con devoción a cada mujer que se cruce por delante."

Carrera hacia el cielo

La fe (dicen) conduce al cielo. El boom de la construcción (así le llaman), por una vez, parece coparle la parada y hasta queda un poquito más cerca del cielo. O, al menos, eso parece.

Ventanas al futuro

El boom de la construcción (así le llaman) ofrece postales curiosas. Algunas ventanas funcionan como oráculos de lo que vendrá. Donde ahora no hay nada más tarde habrá un esqueleto que se convertirá en una fornida pared de ladrillos.

Robar cable es delito

In fraganti mientras intentaba colgarse del cable. Se tuvo que resignar a ver el codificado en un bar: mi mujer no pudo contener la tentación de espantarlo con un grito.

Biquini y bigote

Una dupla impensada. La imagen me recuerda al estilo de bigote que mostraban las fotos B&W de los años 30. Y la biquini, definitivamente, es muy moderna (me dicen que el culotte se viene a full). Un grafiti genial ubicado en un pésimo lugar (en la ochava de Mitre y Mendoza, ahí nomás de donde venden la Motomel de la foto que sigue).

Mel

Mel es un buen nombre para un gato. Y el asiento de la Motomel para ser un buen lugar para que un gato duerma una siesta. No importa si la moto está en una vidriera; a los gatos les gusta que el mundo los vea dormir.

¿Quién? ¿Yo?

Nuevamente mi modelo favorita, esta vez un poco cansada de que el ruidito de la cámara la despierte cada vez que decide tomar una siesta.

Siesta

Tekila es mi modelo favorita. En rigor, es el único ser vivo que (a veces) se presta a mis fotografías. La luz y la pose eran inmejorables, aunque el entorno no acompañaba. Elegí un plano cerrado, apostando a que se iba a entender todo y se iba a intuir lo que no se veía. Se entiende, ¿não?

Pasos en el césped

Es fácil imaginarse cómo caminaba sobre el césped este pájaro. Eso es lo que me gusta de esta foto. Eso y que el césped parece un Van Gogh. Pura fortuna: esa pata en el aire, esa luz, esos tonos, ese momento único no lo elije el fotógrafo. Debe ser la comprobación de que la Madre Naturaleza, si es que realmente existe, a veces nos da una mano a los que nos gusta ir por la vida con la camarita.

Al solcito

Sí, el mismo día (un instante más tarde), el mismo sol, casi la misma gente. Pero la pose del perro se ganó la foto.

Lectura en la plaza II

Ya escribí todo lo que tenía para escribir acerca de un niño que va a la plaza a leer. Pero esa pose (tan única, tan típica de los más chicos) es pura ternura.

Lectura en la plaza

Encuentro fascinante que un chico vaya a la plaza a leer. No a jugar en las hamacas, a riesgo de romperse la cabeza; no a revolcarse en el césped, ensuciando la ropa sin culpas como sólo los más pequeños pueden hacerlo; no a patear una pelota, ni a trepar a un árbol, ni a tirar piedras a un charco, ni a llenarse los bolsillos de arena. No, a leer. Es raro, fascinante y estimulante.

Yo jamás lo hubiera hecho de niño.

Natural - neón

Sí, es casi una mancha por acá y otra manchita más allá. Una luz amarillenta horrible en una escena oscura, apagada, tenebrosa casi. Pero me encanta ese dibujo en la luna (casi que lo imagino a Neil Armstrong sin palabras, aquél día) y me encanta también ese cable casi imperceptible sosteniendo el farol, esa condición indispensable para hacer flotar una luz por sobre la calle.

¿Qué me pongo?

Este blog no pretende (ni por asomo) convertirse en referente de modas ni marcar tendencia alguna (válgame dios). Pero un mínimo de dignidad es imprescindible a la hora de salir a la calle. Me gusta vestir simple, algo descuidado, sin contemplar combinaciones de colores ni prestar demasiada atención a las miradas inquisitivas. Pero esta moda de vestirse de manera tan chocante y desagradable... Mis abuelos decían lo mismo, ¿no?

Chek your head

Sí, chek se escribe con "ck", queda muy feo así, verdaderamente una patada en las bolas. Me gustaron los colores de la pared, la parada de taxis retorcida, la frase y la firma tan alá Bronx, la puerta antigüa y la consigna modernosa. Sí, me gusta mucho esta foto... creo que también se va para Flickr.

Luces de la (pequeña) ciudad

Rosario es muy pequeña. Podrá tener muchas cuadras para allá y muchas para allá, pero todos los días se me hace un poco más chica. Veo a esta esquina como si se tratara de una esquina de pueblo, la luna asomada, esos faroles tan deprimentes, los autos todos juntitos yendo hacia el este. No puedo evitar sentir a Rosario como un lugar triste, melancólico. Y cada vez más chiquitito.

Al acecho

Tekila nunca pierde las esperanzas de capturar una presa. Encuentro conmovedora la imagen de cazador-víctima en el mismo plano, cada uno en su tercio correspondiente de la foto. Claro que no sería la primera vez que Tekila logra satisfacer su instinto asesino. Ni tampoco sería novedoso que se coma una paloma de un solo bocado...